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Tráfico emocional

  • SMM
  • 11 ene 2018
  • 3 Min. de lectura

Educación emocional y dónde encontrarla

La gestión emocional o gestión de las emociones hace referencia al conocimiento de las emociones que sentimos, nuestra forma de aceptarlas y de regularlas si es necesario.

Hay quien afirma que en la sociedad de hoy en día las emociones pertenecen a un mundo irracional y que la educación emocional ocupa un espacio en el espectro de "lo indescifrable" y "un invento del Corte Inglés".

Sin embargo, las emociones forman parte de cada uno y aprender a aceptarlas y llevarse con ellas lo mejor posible es parte del desarrollo positivo de las personas, especialmente durante la etapa adolescente. Muchos de los problemas psicológicos de la etapa adulta comienzan a fraguarse en la etapa anterior.

Responsabilidad educativa

Dentro de lo que los educadores pueden hacer por velar la salud mental de sus estudiantes, existen dos acciones al alcance de todos.

1. Conocer. No para tratar, pero si al menos para poder prevenir, detectar y derivar. Un trastorno de salud mental no llega de un día para otro. Existen diferentes factores bio-psico-sociales que pueden abrir la puerta al mismo y detectarse a tiempo a través de sus síntomas pródromos como, por ejemplo, la disminución de la atención, el humor depresivo, la irritabilidad, etc.

2. Educar en la gestión de emociones. Integrar actividades y dinámicas que fomenten el contacto de los estudiantes con sus emociones con el fin de reconocerlas, naturalizarlas y gestionarlas de la mejor forma posible.

Tráfico emocional

Ofrecemos una actividad que puede realizarse individualmente o por parejas y que en la clase de lengua extranjera se puede llamar "Tráfico emocional".

Tiene como partida la construcción de un autobús emocional en el que los estudiantes escriben en la parte delantera cinco adjetivos positivos que describan su personalidad y en la parte trasera cinco adjetivos negativos. Este ejercicio individual de autorreflexión, a primera vista parece sencillo pero no lo es tanto. A pesar de sus básicas instrucciones, a muchas personas nos puede costar enfrentarnos a nosotros mismos y más aún decidir cuáles son las 10 palabras que mejor nos describen con honestidad.

Una vez construido el autobús, indicamos a los estudiantes que van a realizar el recorrido marcado en un tablero. En este recorrido hay un número de etapas (entre 4 y 8) dependiendo del número de estudiantes que realicen la actividad. En cada etapa tiene lugar una acción o evento que requiere la acción o reacción de los estudiantes. Estos deberán expresar en voz alta cómo actuarían o reaccionarían ante tal evento.

Los eventos pueden y deben adaptarse a la diversidad de estudiantes de forma que estos puedan sentirse identificados y responder en relación. Por ejemplo:

En el baño del instituto o de la universidad encuentras a otro estudiante llorando.

Si la actividad es individual, se puede indicar que el estudiante, una vez expresada su acción/reacción, repase los adjetivos que ocupan los primeros y últimos puestos de su autobús emocional, y que a continuación se pregunte ¿Qué lado de mí explica esta reacción? o ¿Qué lado de mí potencia esta acción?

Si la actividad es en pareja, una variación puede ser intercambiar el autobús con el compañero. Una vez se responde al evento, es el compañero quien intenta contactar a las preguntas anteriores mirando el autobús de su compañero.

¿Y en la clase de lengua extranjera?

Dentro de la disciplina de español como lengua extranjera existe una variación de este ejercicio tan seductora como imposible de considerar. Tiene nombre de dos verbos: SER/ESTAR.

Se puede indicar a los estudiantes que coloquen en la parte delantera aquellos adjetivos (positivos y negativos) que mejor definan su personalidad (verbo SER) y en la parte trasera aquellos adjetivos que describan su estado de ánimo ese mismo día (verbo ESTAR).

El resto de la actividad puede proceder del mismo modo siempre y cuando incluya la práctica reflexiva del estado cómo influye tanto la personalidad como el estado de ánimo en la acción/reacción.

Para terminar, conviene tener presente y releer de vez en cuando la cita que nos dejó de F. Douglas.

 
 
 

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